Historia de detectives, primera parte (malas palabras, no apto para nadie)

-¿Rojas?
-¿Qué querés?
-Mirá esto. –Le señaló el cuarto del crimen. Estaba herméticamente cerrado, y no había un solo mueble u objeto particular, además del cadáver. Los distintos especialistas rodeaban la habitación, y, después de un cuarto de hora de realizar distintos exámenes salieron uno a uno.
Un forense se retrasó un poco mas.
-Disculpe, Señor Rojas. –Dijo, retorciendo su gorra. –Doctor Blondeau, para servirlo. – Siguió y le tendió la mano a los dos detectives. Era un hombre de clara descendencia francesa, bajito y peligroso. Siempre había sido una persona de risa fácil, y le chocaba un poco trabajar con esas personas tan serias, de expresiones mordaces. –Tengo listo mi informe.
-Primero decime que hago aca, Gonzales.
-Nos llamó el dueño del edificio, quiere que esto se realice de una manera totalmente confidencial, quiere a la cana afuera, y pagó una considerable coima. A nosotros nos pagó una considerable comisión, así que si fuera vos no me quejaría. –Giró la cabeza y miró a Blondeau. -¿Y bien?
- Sexo femenino, pelo castaño, tez clara, ojos negros. –Se detuvo a tomar aire. – Edad entre 18 y 25 años, todavía no identificada. Murió por enfermedad venérea, tal vez sida, las contusiones en la cabeza son post-mortem.
-¿Y la habitación?-Preguntó Rojas, sin anotar nada, mirando distraídamente al cuerpo.
-Nada. Excepto unos restos de alimentos en el piso. Ni siquiera hay sangre, pelos o cualquier resto de la víctima. Excepto eso. –Se inclinó para acercarse más a unas marcas en el piso blanco. –Fueron hechas por arrastre del cuerpo, no murió acá.
-¿Sospechosos?
- Esa no es mi área.
-Muy bien. Retírese.
El francés se fue, murmurando algo acerca de: “Trabajar con privados, que desperdicio”
-Estos forenses son todos unos…
-Yo estuve investigando el tema de los sospechosos. –Interrumpió Gonzales. – Es un edificio de cuatro pisos, dos departamentos cada uno. -En el primero “A” hay una vieja que vive sola, según los vecinos, no habla con nadie desde hace 20 años. En el primero “B” una familia, estan en punta del este desde hace dos meses, así que no me parece posible…
-No. Seguí.
-En el segundo “A” una pareja joven, en el “B” dos pendejas.
-¿Tortis?
-Según el los viejos del cuarto “A” se la pasan invitando hombres, a veces mucho mas grandes que ellas, francamente creo que…
-Yo también.
-El tercero “A” Estuvo desocupado varios años, el tercero “B”, en cambio, esta muy ocupado. Una familia con 6 pibes y un bebe. Todos varones.
-El cuarto “A” son… ¿Dos viejos?
- Si, un matrimonio de no se cuantos años. Y el cuarto “B” lo ocupa el dueño del edificio, el que no quiere a la prensa metida, ni que esto transcienda de alguna forma. Tengo un triste presentimiento con respecto a este caso. Creo que tenemos que llamar a la perra.
-¿Es realmente necesario que la llamemos?
-¿Se te ocurre otra solución?
-Esta bien, pero si jode la noqueo.
- No sos capaz.
-Vamos a ver.
Gonzales puso los ojos en blanco y sacó un teléfono celular.


Desde "la habitación del crimen", detectivescamente suya, Magenta